martes, 15 de agosto de 2023

Crónica de los encuentros “Résistantes” en Larzac

ENLACE AL ARTÍCULO ORIGINAL PUBLICADO EL 14 AGO 23 EN KAOSENLARED 

Crónica de los encuentros “Résistantes” en Larzac

Publicado en KAOSENLARED el 14 de agosto de 2023 / Por Floreal M. Romero


Los encuentros Résistantes en Larzac del 03 al 06 de agosto, con el apoyo logístico de 800 voluntarios, esperaban acoger a 5.000 participantes inscritos. Finalmente fueron 7.500 los que acudieron, tanto de Francia como de países cercanos y más lejanos. En esta inmensa meseta, barrida por un violento viento que alternaba tímidos rayos de sol con chubascos helados, se reunieron cerca de 200 colectivos para aglutinar a 600 luchas medioambientales y sociales. Estos colectivos estaban motivados sobre todo por la decisión del gobierno de disolver el movimiento Soulèvements de la Terre, (Levantamientos de la tierra) y por su determinación de seguir su acción.

Bajo este nombre de Résistantes, (resistentes) tres organizaciones : el colectivo Terres de Luttes, la Confédération paysanne y los Faucheurs et Faucheuses d’OGM (Segadores voluntarios en contra los Organismos Modificados Genéticamente), decidieron organizar los encuentros (Rencontres des luttes locales et globales), de cuatro días de duración, en terrenos cedidos por los agricultores locales. Se celebraron 175 debates, talleres, conferencias y proyecciones sobre temas como “el derecho a luchar”, “la acción directa”, “las luchas campesinas”, “la piratería de las instituciones”. Todo ello acompañado de conciertos y bailes.

La historia le pasa el testigo al presente

De hecho, la meseta del Larzac es toda una página en la historia de fuertes movilizaciones que siguen alimentando el imaginario de las luchas sociales y ecológicas. El objetivo aquí era seguir los pasos de las batallas libradas en esta meseta, empezando por la lucha inicial, hace 50 años. Después de que el 28 de marzo de 1972 un numero de 103 campesinos juraran no vender nunca sus tierras al ejército, el cual quería ampliar la extension de su campamento militar. Este fue el primer paso para cimentar la lucha, que continuó durante los 10 años siguientes. Entonces se crean los comités Larzac en toda Francia, que actúan como portavoces de la opinión pública, y se establecen vínculos con los trabajadores, en particular con los militantes de la empresa Lip, los obreros en huelga de la fábrica de relojes que se unen a las acciones de la meseta. La solidaridad crecía y el dinero entraba a raudales para construir ilegalmente las granjas, financiados principalmente por personas que se negaban a pagar impuestos, e incluso los curas locales participaban escondiendo el dinero recaudado en sus iglesias. Estos 10 años de intensa lucha estuvieron salpicados de derrotas y reveses, pero en 1981 se produjo una victoria histórica tras el triunfo electoral de Mitterand, que les había prometido su apoyo durante su campaña. Y después, la gran manifestación antiglobalización de 2003 en torno a  Les faucheurs volontaires contra los OMG  y la Confédération paysanne, una manifestación que reunió a más de 200.000 personas.

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martes, 27 de junio de 2023

Presentación en La Chusma Selecta (Cártama)

 


¡Gracias a nuestrxs amigxs de La Chusma Selecta por acogernos en Cártama el 23 de junio de 2023!

AQUÍ tenéis la página de Facebook de La Chusma Selecta.

AQUÍ podéis leer algunos apuntes de la presentación. Gracias por la reseña a lxs colegas de Valle del Guadalhorce.

miércoles, 22 de marzo de 2023

Municipalismo libertario o comunalismo: ¿una nueva política comunal?

Obra CIRCLES de Kwaga Sillingi, 2021

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Municipalismo libertario o comunalismo: ¿una nueva política comunal?

Texto compuesto en 1995 por Jean Vogel a partir de varios textos de Bookchin

Murray Bookchin esboza en 1995 la estructura política de una sociedad ecológica y libertaria, es decir, descentralizada y autogestionada. La comuna se considera la base de una sociedad libre y de una auténtica individualidad. Individualidad y comunidad se entrelazan y elevan mutuamente sin dominación, en un proceso de autoformación. "La comuna", escribe Bookchin, "es la célula viva que forma la unidad básica de la vida política y de la que procede todo: la ciudadanía, la interdependencia, el federalismo y la libertad. "Constituye", prosigue, "el lugar de palabra en el que las personas pueden confrontarse intelectual y emocionalmente, conocerse mediante el diálogo, el lenguaje corporal, la intimidad y el intercambio cara a cara, para tomar decisiones colectivas." Compromiso, responsabilidad, libertad, solidaridad o philia, autoformación o paideia florecen en el municipalismo libertario.

Los dos significados de la palabra "política"

Hay dos formas de entender la palabra "política". La primera, clásica, define la política como un sistema de relaciones de poder gestionado de forma más o menos profesional por personas especializadas en ello, los llamados "políticos". Toman decisiones que afectan directa o indirectamente a la vida de todos nosotros y las aplican a través de estructuras gubernamentales y burocráticas.

Estos "políticos" y su "política" suelen ser vistos con cierto desprecio por muchos estadounidenses. Llegan al poder a través de "partidos", es decir, burocracias muy estructuradas que dicen "representar" al pueblo, y a veces una persona "representa" a muchas, como los representantes o los senadores. Se les llama los "elegidos", trasladando una antigua noción religiosa a términos políticos, y en este sentido son una verdadera élite jerárquica, a pesar de su pretensión de hablar "en nombre del Pueblo". No son "el Pueblo". Son, en el mejor de los casos, sus "representantes", lo que les aparta de ellos, y en el peor de los casos, sus manipuladores, lo que les sitúa en contra de la voluntad del pueblo. A menudo son especuladores, emisarios de las grandes empresas, de las clases dirigentes y de grupos de presión de todo tipo. También suelen ser personajes repugnantes que se comportan de forma inmoral, deshonesta y elitista en los medios de comunicación, y traicionan regularmente sus compromisos programáticos de "servir" al pueblo. Por otra parte, suelen ser muy útiles para los grupos que defienden intereses particulares (normalmente los de los ricos), a través de los cuales esperan avanzar en sus carreras y en su comodidad material.

No son "el Pueblo". Son, en el mejor de los casos, sus "representantes", lo que les aparta de ellos, y en el peor de los casos, sus manipuladores, lo que les sitúa en contra de la voluntad del pueblo

Este sistema de "política" profesionalizada, elitista, a menudo inmoral y manipuladora, que en la mayoría de los casos es una parodia del proceso democrático que asociamos a nuestras tradiciones, es de hecho un concepto relativamente nuevo. Surgió con el Estado-nación hace unos siglos, cuando monarcas absolutos como Enrique VIII en Inglaterra y Luis XIV en Francia empezaron a concentrar un enorme poder en sus manos, a formar esta estructura jerárquica que llamamos "Estado", y a modelar estas grandes entidades políticas, las "naciones", a partir de entidades más descentralizadas como ciudades libres, confederaciones de ciudades y diversos señoríos.

Antes de la formación del Estado-nación, la política tenía un significado muy diferente al actual, un significado que los "poderes establecidos" hacen todo lo posible por borrar. En el mejor de los casos, significaba la gestión de los asuntos públicos por parte de la población a nivel local, es decir, en aldeas, pueblos, barrios y ciudades, asuntos públicos que pasaron a ser dominio exclusivo de políticos y burócratas. La población gestionaba directamente los asuntos públicos en asambleas de ciudadanos físicamente presentes, como las que aún se pueden encontrar en los town meetings de Nueva Inglaterra (1), y elegía consejos que, como mucho, se encargaban de ejecutar las decisiones políticas tomadas en esas asambleas. Estos últimos vigilaban de cerca las actividades de estos consejos y destituían a los delegados cuyas acciones desaprobaban públicamente.

La política era una forma de educación, no de movilización; su finalidad no era sólo tomar decisiones, sino también formar el carácter y desarrollar la inteligencia

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miércoles, 15 de marzo de 2023

La centralidad del trabajo

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De la necesidad de desplazar la centralidad del trabajo

Resulta prácticamente imposible, hoy en día, conversar con alguien sin que salga el tema del trabajo. Trabajes donde trabajes, es raro que no empiecen las conversaciones sin esa pregunta: ¿Y qué? ¿Cómo te va el curro? Te guste o no, bien es cierto que sin vender tu fuerza de trabajo en una empresa o directamente en el mercado y pese a las ayudas que puedas conseguir del Estado, poco te vas a poder mover, pagar tu alquiler y llegar a fin de mes. O sea que el trabajo se ha convertido en algo tan importante como el comer o el respirar e incluso ya se trata con naturalidad, como si fuese algo casi biológico, un “prebiótico”.

¿Cómo hemos podido llegar a este punto de naturalizar al trabajo? 

Es absurdo hoy en día negar o ignorar la centralidad del trabajo en esta sociedad. Sería olvidarse que para el Capitalismo es una de sus categorías básicas, constitutivas. El trabajo, el mercado, el dinero y el Estado, no es que sean elementos exclusivos del Capitalismo. Cierto es que estos elementos ya existían desde la antigüedad pero de forma puntual y diseminada. El capitalismo los ha incorporado todos en su dinámica de crecimiento obligado e infinito y el trabajo1, como lo veremos ocupa esa centralidad.

La historia de la constitución del Capitalismo nos muestra como éste último, con las enclosures2 como punto de partida, empezó creando la figura del obrero. A medida que iba reforzando su hegemonía, fue tergiversando el quehacer del día a día tradicional de los campesinos y artesanos, convirtiéndoles en asalariados, o sea, meros productores de mercancía a cambio de un sueldo. En consecuencia, se vieron obligados a vender su cuerpo, su fuerza de trabajo, para a duras penas poder sobrevivir. 

Así es como, con esa ruptura antropológica de envergadura, no solamente se empezó a socavar el “actuar juntos”, esa entidad social propia de los seres humanos, sino que la fuerza común se volcó a disposición de los primeros capitalistas, aquellos que poseían las tierras, las primeras industrias y controlaban el mercado. En consecuencia, las formas tradicionales del “metabolismo” (Marx) de las comunidades humanas con su medio ambiente han pasado de la complicidad común en el “actuar juntos por” al “buscarse la vida” cada cual como pueda, eximidos ya de la necesidad de cuidar al medio ambiente del que hemos sido extraídos, como comunidad.

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El eco-comunalismo y el doble Marx

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De pequeño, Karl Marx para mí no era más que el teórico del que se reclamaban el PCE y el PSUC, el cual apodaría con ese nombre a una de sus columnas durante la guerra civil y luego desató la terrible represión en contra de los anarquistas y del POUM en el mes de Mayo de 1937. Más tarde al descubrir las muchas tendencias dentro del marxismo, para mí no eran más que unas capillas disidentes del mismo pensamiento que tras la revolución rusa, enterrarían las esperanzas revolucionarias en el mundo entero. 

Por los años 80, la lectura del marxista libertario, Daniel Guérin, no me aclaró mucho sobre la originalidad del pensamiento de Marx respecto al anarcosindicalismo. Y lo que nadie puede negar hoy en día es que fueron sus seguidores, quiénes al impulsar sus ideas dentro del movimiento obrero, lo abocarían al callejón sin salida y al desastre del mal llamado Comunismo, o sea, a un Capitalismo de Estado dictatorial en los países que irónicamente se auto-reclamaban del Socialismo Real. 

Este tremendo engaño que desembocaría en un auténtico Capitalismo acelerado, de recuperación, en los países del Este y otros, terminaría por corroer las esperanzas emancipadoras todavía presentes dentro del movimiento obrero y del propio Bookchin. ¿Traicionaron a Marx, quienes se reclamaron de su pensamiento?  ¿O es que no lo entendieron? ¿Cómo pudieron unos sectores radicalmente críticos del capitalismo y a favor de la emancipación, como la escuela de Frankfurt (pero la escuela de Frankfurt no es propiamente marxista, incluye muchos elementos freudianos, además de otras aportaciones), el propio Bookchin y en la actualidad, por ejemplo, “los críticos del valor”, seguir reivindicándose del pensamiento de Marx?

Bookchin, del bolchevismo a la re-lectura de Marx

Bookchin, en el año 1936, a los 15 años de edad, ya Comisario Político del Partido Comunista de EEUU, presentaría su dimisión en el Partido Comunista de EEUU por estar en contra de las políticas de Stalin y de la estratificación vertical del partido, pero no por ello cortaría con el marxismo. 

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